En la
novela La ciudad y los perros existen
muchos temas universales que se pueden aplicar a la vida cotidiana. Uno de los
más recurrentes es el de la amistad entre los estudiantes y las
particularidades de sus relaciones. Sus interacciones en la escuela Leoncio
Prado muestran la complejidad para lograr una relación sana ya que se ven
obligados a luchar por el liderazgo en una jerarquía invisible creada por su
inmadurez. Los muchachos del círculo dominan el liderazgo de su año con el
Jaguar como su líder, a medida que avanzan de grado su poder sobre los
estudiantes aumenta. En este ambiente estricto es irónico que los adolescentes
actúen tan vulgarmente ya que deberían ser disciplinados por una autoridad
responsable.
A mí me
parece que el tema de la inmadurez adolescente es uno de los más relevantes
porque todas las personas atraviesan esta etapa cuando son jóvenes.
Independientemente de los casos específicos de las travesuras que hacen los
niños en la novela, yo me puedo relacionar con sus actitudes en casos
generales. Al igual que ellos yo jugaba futbol con mis amigos y me acuerdo que
jugábamos en un club donde muchas veces se nos iba la pelota a la casa de al
lado pero afortunadamente solo se la pedíamos a los vecinos y nos la daban.
También ocurre mucho que a un niño le gusta una muchacha pero no le revela su
amor al igual que Alberto con Helena por temor a ser rechazado, o en casos
exitosos logra admitirle que le gusta. A pesar de los eventos corrientes, el lector
nota que psicología de los muchachos está muy trastornada ya que les parece
normal caerse a golpes entre si y hasta lo fomentan pegarle a los Perros.
Aunque este no es un caso al que yo me pueda relacionar, si hay otros temas
como el de la amistad que si entiendo.
Estoy de
acuerdo con los estudiantes de la novela que nunca se deben delatar a un
maestro ya que es un signo de debilidad al referirse a una autoridad mayor en
vez de resolver los problemas por su cuenta. Al igual que siempre hay tensión
entre los diferentes grados del colegio y siempre los de noveno son rechazados
como a los Perros de la novela. Por supuesto no existe tal cosa como el bautizo
en mi escuela pero si discriminan a los menores como vendiéndoles las entradas
a fiestas más caro que a los demás. La jerarquía social continúa dentro de los
grados en la cual los líderes son los más abiertos y los más populares entre
los estudiantes. Semejantemente a los pupilos del Leoncio Prado que se
clasifican por su desarrollo físico, los de mi escuela se clasifican por físico
y personalidad atractiva. Yo me encuentro debajo de esa jerarquía y me
relaciono con Ricardo porque no apelo por mi personalidad ni mi apariencia. Me
satisface tener los tres amigos que tengo y los valoro sobre todos los demás y
al igual que Ricardo me gusta una chica que no se si podre conquistar. No me
siento tan mal como el esclavo porque por lo menos mis compañeros de clase no
me tratan mal.
Es
interesante como en la novela de Mario Vargas Llosa, el tema de las relaciones
estudiantiles permanece vigente ya que yo me puedo identificar con Ricardo
Arana y puedo comparar la sociedad en la escuela de la novela con mi escuela y
encontrar similitudes en la jerarquía social. Hay una serie de normas
recurrentes que clasifican a los estudiantes de las escuelas diferenciando
entre líderes y los demás. Afortunadamente mi escuela no es un reflejo del
Leoncio Prado, porque sobrevivir en una sociedad donde la fuerza física es
superior seria lo peor para mí además de que no habrían mujeres en las clases.