Diario de Emma

Antes de nuestra boda Carlos se manifestaba como mi salvación de esta granja una oportunidad de vivir libre de los quehaceres cansinos. Cuando llego Carlos empecé a esperar que me estuviera enamorando de él ya que nunca había sentido algo parecido y cuando se iba deploraba mi soledad como si el cielo me cayera encima. Ansiaba la compañía de ese hombre como la de ningún otro además era alguien que valía la pena: tenía trabajo, fuerte carácter y parecía de un hombre cariñoso. A mi padre también le agradaba esto ya era un incentivo de casarnos además visitaba muy a menudo sospechaba que yo le atraía también.

Finalmente llego el día que acordamos casarnos, mi sueño se volvía realidad y mi vida de mujer casada se aproximaba. No podía evitar divisar y planear los cambios en mi vida y lo que iba a ocurrir en mi nueva casa con nuevos muebles, nuevas responsabilidades y con menos labor físico. La boda estuvo fenomenal vinieron familiares y amigos de ambas familias los lugares más lejanos y unos que no le habláramos mucho. Carlos me perseguía por todos lados me encantaba la atención que me prestaba y nos retirábamos en momentos para tocarnos. Aunque por alguna razón podía aguantar estar sin él durante la boda. Se suponía que yo debía estar tan enamorada que me colgaría de su brazo y no querría hacerme un lado por unos segundos. Este era mi día para demostrar mi amor por mi esposo, Carlos debía ser como Hera celebrando mi unificación con Zeus, o Afrodita disfrutando del amor eterno con una pareja sin interrupciones. Carlos lucia más apasionado que yo, embriagado de felicidad y yo solo podía aceptar sus actos de romance. Con lo que yo había sonado vivir parecía estarse disipando pero tal vez luego vuelva a sentir lo mismo.

                Todo lo que había leído de las historias románticas, los príncipes azules, y las doncellas desesperadas por los caballeros que las iban a rescatar de sus torres no parecen existir. El hecho de que Carlos me haya salvado de la granja es algo pero no es el príncipe que me esperaba, no hemos tenido noches románticas bajo la luna llena. Desde que me mude a la casa de mi esposo no hemos tenido ningún evento tan romántico como me lo esperaba, ni una noche bajo la luna o una aventura al exterior exótico. Los días son lentos y monótonos mientras Carlos sale a sus diligencias yo me quedo aburrida y no siento nuestro romance sino hasta que llega y aun en ese momento solo me desea sexualmente sin alguna salida enardecida por las llamas de Afrodita. Como desapareció todo eso que desee y una ve creía posible, donde está mi príncipe azul que me rescataba de mi torre velada por un dragón y aun que tengo ya a mi esposo no ha ocurrido nada romántico ni siquiera nuestra luna de miel fue exhilarante. Solo se satisface sexualmente conmigo como si me usara, no sé qué sentir de él, lo que si se es que esto no es nada como lo que he leído en mis libros donde el romance se preserva y donde el día a día muestra sucesos únicos de la pareja del marido y la mujer...

Primeras Impresiones de la novela
En los primeros capitulos de la novela Madame Bovary nos presentan al personaje Carlos Bovary como el protagonista ya que Gustave Flaubert narra la historia de Carlos desde su infancia hasta que se casa por primera vez. En estos capitulos Flaubert describe el ambiente fisico de la obra muy detalladamente casi lo hace demasiado. En mi opinion la novela es un poco confusa y puede ser por varias razones: me causa tedio por las exageradas descripciones, no estoy acostumbrado a esa narracion o el lenguaje es bastante avanzado. Es posible que los tres argumentos influencien esa reaccion de desconcentracion y por esto tengo un punto de vista negativo hacia la novela.